Tokaji: el vino noble de Hungría que conquistó a reyes, poetas… y catadores contemporáneos

Un viaje sensorial al corazón del vino más emblemático del este europeo.

Redacción GeoGastronómica
11 de mayo de 2025
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Índice

La historia líquida de un tesoro dorado

Pocas bebidas pueden presumir de una historia tan luminosa como la del Tokaji Aszú, el vino húngaro que desde hace siglos lleva el nombre de su región en cada gota. Ya en 1703, el príncipe Rákóczi ofrecía sus botellas al rey Luis XIV, quien acuñó una de las frases más célebres del universo enológico: “Vinum Regum, Rex Vinorum” (Vino de Reyes, Rey de los Vinos). El monarca francés no exageraba: en pleno auge del barroco, las cortes europeas competían por tener el Tokaji en sus mesas. Beethoven lo bebía, Goethe lo elogiaba, y hasta Voltaire lo consideraba un vino filosófico.

El Tokaji, especialmente en su versión Aszú, es un vino de podredumbre noble (Botrytis cinerea), un fenómeno natural que transforma las uvas afectadas en esferas dulces y concentradas de sabor y aroma. Este milagro solo ocurre bajo condiciones climáticas muy específicas, lo que convierte a Tokaj en una de las pocas zonas del planeta donde la naturaleza colabora con la alquimia vinícola.

Cultura y espiritualidad: lo que Tokaji representa para Hungría

En Hungría, Tokaji no es solo una denominación de origen: es un símbolo cultural, casi espiritual. Desde poemas nacionales hasta brindis familiares, este vino ocupa un lugar en el alma húngara. No hay boda ni fiesta tradicional donde el Tokaji no aparezca como gesto de bienvenida y gratitud. Es una bebida que conecta generaciones.

Visitar Tokaj no es solo descubrir una bebida: es sumergirse en una cosmovisión donde la tierra, el trabajo paciente y la tradición dialogan con los sentidos. Las colinas onduladas del noreste húngaro, los suelos volcánicos y las nieblas matinales que propician la botrytis forman un ecosistema que parece creado a propósito para esta joya vinícola.

En la región, las bodegas excavadas en toba volcánica preservan los vinos en una atmósfera constante de humedad y temperatura. Estas cuevas, con sus paredes cubiertas de moho noble, parecen respirar historia. No es de extrañar que la UNESCO haya declarado la región de Tokaj-Hegyalja como Patrimonio de la Humanidad en 2002.

Elaboración: ciencia y paso del tiempo

El Tokaji Aszú se elabora a partir de uvas blancas nobles, especialmente Furmint, Hárslevelű y Muscat Blanc à Petits Grains. La clave está en las uvas Aszú, aquellas que han sido afectadas por la podredumbre noble. Estas se recogen a mano, una a una, en un proceso laborioso que puede alargarse semanas.

Luego, se maceran en mosto o vino base seco durante horas o días. La proporción se mide en puttonyos (una antigua unidad que indica cuántas cestas de uvas Aszú se añaden al barril). Cuantos más puttonyos, más dulce, denso y complejo será el vino.

Después se fermenta y se envejece durante años —a menudo más de una década— en barricas pequeñas de roble húngaro, muchas de ellas reutilizadas para evitar que el aporte de madera opaque el alma frutal del vino. Durante este tiempo, el vino evoluciona lentamente, ganando en aromas, textura y profundidad.

Una peculiaridad es la oxidación parcial que ocurre en las bodegas, donde el vino “respira” sin perder su vibrante frescura, gracias a su acidez natural —un rasgo inconfundible del Furmint—.

Imagen de Tokaji: el vino noble de Hungría que conquistó a reyes, poetas… y catadores contemporáneos
Cuevas profundas donde reposa el Tokaji Aszú durante años.

Cata del Tokaji, oro líquido en tres actos

Fase visual. A la vista, el Tokaji Aszú deslumbra con un color ámbar profundo que puede tender al cobre, al topacio o incluso al oro viejo. Su viscosidad es notable, formando lágrimas densas que descienden lentamente por la copa, signo de su riqueza en azúcar y alcohol. La claridad es cristalina, sin sedimentos ni turbidez, como si el vino hubiese sido pulido por el tiempo.

Fase olfativa. En nariz, el Tokaji es un festín: notas intensas de frutas confitadas, cáscara de naranja, miel de acacia, orejones y almíbar. Con el tiempo en copa aparecen matices de azafrán, trufa blanca, té negro, madera noble y cera de abejas. La complejidad es tal que una sola inhalación puede evocar un paseo por un mercado oriental de especias o una pastelería de lujo. Catadores experimentados pueden incluso identificar notas de corteza de pan tostado, jengibre y manzana horneada.

Fase gustativa. En boca, la entrada es dulce, pero nunca empalagosa gracias a su vibrante acidez natural. Sabores de mermelada de albaricoque, membrillo y caramelo se funden con una textura untuosa y envolvente. El equilibrio entre azúcar, acidez y alcohol roza la perfección. Su persistencia es extraordinaria, permaneciendo en boca durante largos minutos, como si se negara a decir adiós.

Servicio y maridaje: consejos esenciales

La temperatura ideal de servicio es entre 10 y 12 ºC. Es importante no servirlo demasiado frío, ya que eso podría anestesiar sus complejos aromas.

En cuanto al maridaje, el Tokaji Aszú brilla con foie gras, quesos azules (como gorgonzola o roquefort), postres de frutas, pastelería de almendra y también —por sorprendente que parezca— con platos asiáticos especiados o pato laqueado. Para los más atrevidos, un sushi con anguila ahumada puede ser una revelación.

Para una versión más seca del Tokaji (Szamorodni seco), los maridajes se amplían al jamón ibérico, los frutos secos tostados y ciertos pescados ahumados como el salmón o el arenque. Incluso con platos de cocina magiar como el libamáj (hígado de oca) o el túrós csusza (pasta con requesón) ofrece alianzas inesperadas.

Reconocimientos y puntuaciones

Los vinos Tokaji han sido objeto de puntajes altísimos por parte de Wine Spectator, Robert Parker y Decanter, con referencias como el Tokaji Aszú 6 Puttonyos 2006 de Oremus alcanzando 98 puntos Parker. Esto los sitúa al nivel de los mejores Sauternes o Trockenbeerenauslese alemanes, pero con una identidad completamente propia. De hecho, algunos críticos como Jancis Robinson han señalado que “el Tokaji es el vino dulce más elegante del planeta”.

El Tokaji es el vino dulce más elegante del planeta
Jancis Robinson

Tokaji Aszú, un sorbo que cambia la mirada

Beber un Tokaji Aszú es más que disfrutar de un gran vino. Es formar parte de una historia, de una cultura que ha sabido preservar su legado y convertirlo en arte embotellado. Es recordar que, como decía Sándor Márai, “lo esencial es invisible para los que no saben degustar”. Viajar a Tokaj y perderse entre sus viñedos dorados en otoño, entrar en sus bodegas centenarias y compartir un brindis con sus gentes es una de esas vivencias que cambian nuestra forma de entender el vino… y la vida.

La magia del Tokaji está en la promesa cumplida del tiempo, en ese equilibrio entre dulzura y frescor, en ese legado que va más allá de modas y puntuaciones.No es solo una recomendación enoturística. Es una invitación a redescubrir el placer desde lo profundo, desde lo sensorial y lo emocional. Porque en cada sorbo de Tokaji hay un paisaje, una historia, una emoción esperando a ser degustada. Y eso, queridos lectores, no se encuentra todos los días.

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<h1>Tokaji: el vino noble de Hungría que conquistó a reyes, poetas… y catadores contemporáneos</h1>
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<h2 class="wp-block-heading">La historia líquida de un tesoro dorado</h2>



<p>Pocas bebidas pueden presumir de una historia tan luminosa como la del <strong>Tokaji Aszú,</strong> el vino húngaro que desde hace siglos lleva el nombre de su región en cada gota. Ya en 1703, el príncipe <strong>Rákóczi</strong> ofrecía sus botellas al rey Luis XIV, quien acuñó una de las frases más célebres del universo enológico: <strong>“Vinum Regum, Rex Vinorum”</strong> (Vino de Reyes, Rey de los Vinos). El monarca francés no exageraba: en pleno auge del barroco, las cortes europeas competían por tener el <strong>Tokaji</strong> en sus mesas. <strong>Beethoven lo bebía, Goethe lo elogiaba, y hasta Voltaire lo consideraba un vino filosófico</strong>.</p>



<p>El <strong>Tokaji</strong>, especialmente en su versión <strong>Aszú</strong>, es un vino de podredumbre noble (<em>Botrytis cinerea)</em>, un fenómeno natural que transforma las uvas afectadas en esferas dulces y concentradas de sabor y aroma. Este milagro solo ocurre bajo condiciones climáticas muy específicas, lo que convierte a <strong>Tokaj</strong> en una de las pocas zonas del planeta donde la naturaleza colabora con la alquimia vinícola.</p>



<h2 class="wp-block-heading">Cultura y espiritualidad: lo que Tokaji representa para Hungría</h2>



<p>En Hungría, <strong><a href="https://www.winesoftokaj.hu/en/" target="_blank" rel="noopener">Tokaji</a> </strong>no es solo una denominación de origen: es un símbolo cultural, casi espiritual. Desde poemas nacionales hasta brindis familiares, este vino ocupa un lugar en el alma húngara. No hay boda ni fiesta tradicional donde el <strong>Tokaji </strong>no aparezca como gesto de bienvenida y gratitud. Es una bebida que conecta generaciones.</p>



<p>Visitar <strong><a href="https://www.tokaj.hu/" target="_blank" rel="noopener">Tokaj</a></strong> no es solo descubrir una bebida: es sumergirse en una cosmovisión donde la tierra, el trabajo paciente y la tradición dialogan con los sentidos. Las colinas onduladas del noreste húngaro, los suelos volcánicos y las nieblas matinales que propician la <em>botrytis</em> forman un ecosistema que parece creado a propósito para esta joya vinícola.</p>



<p>En la región, las bodegas excavadas en toba volcánica preservan los vinos en una atmósfera constante de humedad y temperatura. Estas cuevas, con sus paredes cubiertas de moho noble, parecen respirar historia. <strong>No es de extrañar que la UNESCO haya declarado la región de Tokaj-Hegyalja como Patrimonio de la Humanidad en 2002.</strong></p>



<h2 class="wp-block-heading">Elaboración: ciencia y paso del tiempo</h2>



<p>El <strong>Tokaji Aszú</strong> se elabora a partir de uvas blancas nobles, especialmente <em>Furmint</em>, <em>Hárslevelű</em> y <em>Muscat Blanc à Petits Grains</em>. La clave está en las uvas <strong>Aszú</strong>, aquellas que han sido afectadas por la podredumbre noble. Estas se recogen a mano, una a una, en un proceso laborioso que puede alargarse semanas.</p>



<p>Luego, se maceran en mosto o vino base seco durante horas o días. La proporción se mide en <em>puttonyos</em> (una antigua unidad que indica cuántas cestas de uvas Aszú se añaden al barril). Cuantos más <em>puttonyos,</em> más dulce, denso y complejo será el vino.</p>



<p>Después se fermenta y se envejece durante años —a menudo más de una década— en barricas pequeñas de roble húngaro, muchas de ellas reutilizadas para evitar que el aporte de madera opaque el alma frutal del vino. Durante este tiempo, el vino evoluciona lentamente, ganando en aromas, textura y profundidad.</p>



<p>Una peculiaridad es la oxidación parcial que ocurre en las bodegas, donde el vino “respira” sin perder su vibrante frescura, gracias a su acidez natural —un rasgo inconfundible del <em>Furmint</em>—.</p>



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<h2 class="wp-block-heading">Cata del Tokaji, oro líquido en tres actos</h2>



<p><strong>Fase visual</strong>. A la vista, el <strong>Tokaji Aszú</strong> deslumbra con un color ámbar profundo que puede tender al cobre, al topacio o incluso al oro viejo. Su <strong>viscosidad es notable</strong>, formando lágrimas densas que descienden lentamente por la copa, signo de su riqueza en azúcar y alcohol. La <strong>claridad es cristalina</strong>, sin sedimentos ni turbidez, como si el vino hubiese sido pulido por el tiempo.</p>



<p><strong>Fase olfativa</strong>. En nariz, el <strong>Tokaji </strong>es un festín: notas intensas de <strong>frutas confitadas, cáscara de naranja, miel de acacia, orejones y almíbar</strong>. Con el tiempo en copa aparecen matices de <strong>azafrán, trufa blanca, té negro, madera noble y cera de abejas</strong>. La complejidad es tal que una sola inhalación puede evocar un paseo por un mercado oriental de especias o una pastelería de lujo. Catadores experimentados pueden incluso identificar notas de corteza de pan tostado, jengibre y manzana horneada.</p>



<p><strong>Fase gustativa.</strong> En boca, la entrada es dulce, pero <strong>nunca empalagosa gracias a su vibrante acidez natural</strong>. Sabores de mermelada de albaricoque, membrillo y caramelo se funden con una textura untuosa y envolvente. El equilibrio entre azúcar, acidez y alcohol roza la perfección. Su persistencia es extraordinaria, permaneciendo en boca durante largos minutos, como si se negara a decir adiós.</p>



<h2 class="wp-block-heading">Servicio y maridaje: consejos esenciales</h2>



<p>La temperatura ideal de servicio es entre <strong>10 y 12 ºC</strong>. Es importante no servirlo demasiado frío, ya que eso podría anestesiar sus complejos aromas.</p>



<p>En cuanto al maridaje, el <strong>Tokaji Aszú</strong> brilla con <strong>foie gras</strong>, <strong>quesos azules</strong> (como gorgonzola o roquefort), <strong>postres de frutas, pastelería de almendra y también</strong> —por sorprendente que parezca— <strong>con platos asiáticos especiados o pato laqueado.</strong> Para los más atrevidos, un sushi con anguila ahumada puede ser una revelación.</p>



<p>Para una versión más seca del <strong>Tokaji</strong> (<em>Szamorodni seco</em>), los maridajes se amplían al jamón ibérico, los frutos secos tostados y ciertos pescados ahumados como el salmón o el arenque. Incluso con platos de cocina magiar como el <em>libamáj</em> (hígado de oca) o el <em>túrós csusza </em>(pasta con requesón) ofrece alianzas inesperadas.</p>



<h2 class="wp-block-heading">Reconocimientos y puntuaciones</h2>



<p>Los vinos <strong>Tokaji</strong> han sido objeto de <strong>puntajes altísimos por parte de Wine Spectator, Robert Parker y Decanter</strong>, con referencias como el <strong>Tokaji Aszú 6 Puttonyos 2006 de Oremus alcanzando 98 puntos Parker</strong>. Esto los sitúa al nivel de los mejores <em>Sauternes</em> o <em>Trockenbeerenauslese</em> alemanes, pero con una identidad completamente propia. De hecho, algunos críticos como <strong>Jancis Robinson</strong> han señalado que “el Tokaji es el vino dulce más elegante del planeta”.</p>



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<p class="has-text-align-center">El Tokaji es el vino dulce más elegante del planeta               <br>Jancis Robinson</p>
</blockquote>



<h2 class="wp-block-heading">Tokaji Aszú, un sorbo que cambia la mirada</h2>



<p>Beber un <strong>Tokaji Aszú</strong> es más que disfrutar de un gran vino. Es formar parte de una historia, de una cultura que ha sabido preservar su legado y convertirlo en arte embotellado. Es recordar que, como decía <strong>Sándor Márai, <em>“lo esencial es invisible para los que no saben degustar”</em></strong>. Viajar a <strong>Tokaj</strong> y perderse entre sus viñedos dorados en otoño, entrar en sus bodegas centenarias y compartir un brindis con sus gentes es una de esas vivencias que cambian nuestra forma de entender el vino… y la vida.</p>



<p>La magia del Tokaji está en la promesa cumplida del tiempo, en ese equilibrio entre dulzura y frescor, en ese legado que va más allá de modas y puntuaciones.No es solo una recomendación enoturística. Es una invitación a redescubrir el placer desde lo profundo, desde lo sensorial y lo emocional. Porque en cada sorbo de Tokaji hay un paisaje, una historia, una emoción esperando a ser degustada. <em>Y eso, queridos lectores, no se encuentra todos los días</em>.</p>
<p>Este artículo fue publicado originalmente en <a href="https://geogastronomica.com/">GEOgastronómica</a>. Lea el <a href="https://geogastronomica.com/tokaji-el-vino-noble-de-hungria-que-conquisto-a-reyes-poetas-y-catadores-contemporaneos/">original</a>.</p></div>
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